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Bernarda Alba, víctima de la tiranía social

Federico García Lorca fue un famoso icono en la cultura española del siglo pasado y parte de la destacada “Generación del 27”. Nacido en 1898 en el sur de Andalucía destacó como poeta y dramaturgo. Víctima de la guerra civil española, fue fusilado en 1936 durante el golpe de estado que acabó originando la dictadura.


Lorca, por tanto, vivió 38 años. En ese tiempo nos dejó varias obras que serán imborrables y recordadas como parte de nuestra cultura, claros ejemplos son: “El Romancero Gitano”, “Yerma”, “Bodas de Sangre” y “La casa de Bernarda Alba”.


En general, sus obras tratan con interés y detenimiento los conflictos sociales de la época, en los que Lorca destaca la parte marginal de la sociedad para darla a conocer, formando así su propia crítica al sistema establecido. Expone la controversia entre deseos y realidad y la lucha contra el tiempo, los prejuicios y los convencionalismos.


“La casa de Bernarda Alba” narra la historia de su protagonista, Bernarda Alba, tras la muerte de su marido. Ella es una mujer más bien de avanzada edad, tozuda y con un punto de maldad, según es descrita por el autor.


Dada la situación inicial (la muerte de su marido), Bernarda adopta una posición férrea y tirana hacia sus hijas, obligándolas a llevar un estricto luto de 8 años, aunque se puede observar claramente cómo las tiene castigadas de por vida, ya que limita sus relaciones sociales y les prohíbe casarse ni tener casi contacto con ningún hombre.


Por todo esto llegamos a la conclusión evidente de que Bernarda no es una buena persona, con su pésimo carácter, nefasta paciencia, falta de tacto y cariño hacia sus hijas y sus humos subidos que acentúan su prepotencia. Todo esto es la visión que extraemos de Bernarda Alba, y es exactamente la intención del autor al escribir la obra.


Como ya he mencionado con anterioridad, Lorca escribió regularmente con el fin de establecer una crítica social y en este caso el elemento que critica es la estructura familiar y social en aquellos tiempos y de esa sociedad.


Esa actitud severa de la protagonista nos conduce a la idea de Bernarda como una mala persona, pero, ¿es de verdad Bernarda una mala persona? ¿Se puede llegar al punto de querer buscar el bien individual y sobreponer los intereses individuales a los de otras personas de tu entorno, aunque de tus hijas se trate?


Dada esta situación llegamos a un dilema que podría ser tratado durante horas: la concepción del ser humano. Principalmente, podemos diferenciar dos posiciones.


Por un lado, el filósofo inglés, Thomas Hobbes, que decía: “El hombre es un lobo para el hombre”. A partir de aquí, podríamos establecer que Bernarda es una persona normal, que, siguiendo esta doctrina, sólo quiere su bien y por ello, acabará con el bien de los demás.


Por otro lado encontramos al filósofo suizo Jacques Rosseau, que estableció que: “El hombre es bueno por naturaleza”. Personalmente me agrada más pensar de ésta manera, ya que potenciar el positivismo es más productivo que hacerlo con el negativismo. Por estas ideas deberíamos analizar a Bernarda Alba, con el fin de encontrar lo que sucede para que su actitud sea así, ya que no tiene lógica que alguien llegue a tal nivel de egoísmo, desde mi punto de vista personal.


Teniendo en cuenta esta concepción, debemos analizar detalladamente los diversos aspectos que aparecen en la obra: puede que ella no sea una persona alegre, que tenga tendencia a crear malestar, pero ella sola no puede crear tal situación como la que Lorca establece. Por eso yo la considero una víctima de la sociedad de su época y una víctima de la tiranía social.


Remarcando que ella no es una persona positiva, también se debe pensar en cómo se llega a la situación. Mi opinión es que la sociedad tiene gran culpa. Estos eslabones y modelos sociales establecidos a la fuerza han tendido a ideales en las personas que hacen que no se diferencie ni se reflexione entre el bien y el mal.


Debido a la pobreza y a falta de recursos en esa época en la mayor parte de la población, la gente buscaba el sobrevivir día a día. Esa pobreza deriva de las desigualdades sociales establecidas por los eslabones de riqueza. Es decir, otra vez vemos que la sociedad de esa época no funcionaba del todo correctamente, ya que la mayor parte de ella malvivía y creaba patrones de situaciones como las que suceden en la obra y que el autor quiere criticar.


Si la sociedad hubiera tenido menos hambre y más igualdad y justicia, la gente habría sido más propensa a razonar. Mi punto de vista es que, el momento en que mucha gente hacía la vista gorda a situaciones como la que se da con Bernarda no habría sucedido de esa forma y comportamientos de este tipo habrían sido repudiados y castigados, al menos, en el ámbito social.


Como no fue así y las preocupaciones de la mayor parte de la sociedad eran otras más básicas, nadie puso prejuicios ni desaprobó el comportamiento de Bernarda, y como ella pudo actuar así y no recibió ningún tipo de consecuencia o castigo, lo hizo.


Por eso pienso que la historia de Bernarda se da como consecuencia de la sociedad de la época, y considero a Bernarda una víctima de esta misma y de su tiranía. Como conclusión, esta es, según mi opinión, la clara intención del autor al narrar esta historia de este modo para tratar el enfrentamiento entre la libertad individual y la autoridad, representada por las normas y las restricciones sociales y morales del siglo pasado.

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