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Texto 2. El baile de las sombras

 

John Huston se ha encargado en varias ocasiones de proclamar la gran influencia que tuvo para él en su juventud la lectura del Ulises, una de las pasiones que más lo unió con su hijo Tony. Aunque se suela afirmar que rodar “Los muertos” fue un proyecto personal, en realidad la idea partió del coproductor del film Wieland Schultz-Keil, que ya se había encargado de la producción de Bajo el volcán. Huston aceptó la idea y le encargó el guión a su hijo, que sintió entonces como si un círculo se cerrase.

 

Tony Huston había pensado muchas veces en ese cuento y enfrentó la tarea con la intención de mantenerse cercano al autor que admiraba. The dead se sitúa en esa paradoja de la que habla Rohmer: conservar en la medida de lo posible la letra y el espíritu del relato y al mismo tiempo reinventar su esencia, decir otra cosa.

 

Muchas veces se ha exagerado la adaptabilidad de Los muertos en parte por comparación con otras obras de Joyce, Ulises y Finnegans Wake fundamentalmente, y en parte por la propia fidelidad de la película, que invita a mirar retrospectivamente el relato como una narración cuasi-cinematográfica. Sin embargo, a poco que leamos con un poco de detenimiento, nos encontramos al mismo tiempo con dos dificultades fundamentales a las que Tony Huston tendría que enfrentarse en la redacción del guión y su padre en la puesta en escena.

 

Primero: “Los muertos” tiene una estructura descompensada en dos actos de muy diferente tono y extensión. La larga celebración de la noche de Reyes en casa de las ancianas señoritas Morkan se desarrolla en un ambiente festivo en el que las alteraciones del orden, como las derivadas de la tradicional borrachera de Freddy Malins, nunca llegan a convertirse en conflictos. De hecho, la única fuente real de tensión, de la que el film podría sacar algo de partido dramático, son los sentimientos encontrados del protagonista, que se vehiculan fundamentalmente a través del estilo indirecto mediante el que Joyce accede con cierta libertad a sus emociones. Es este punto de vista el que da espesor y el que, en definitiva, relanza el relato hacia ese breve segundo acto en la habitación del hotel. Allí, sólos Gabriel y Gretta, es donde la narración concentra toda la acción y confiere sentido a todo lo anterior.

 

Y segundo: la revelación de Gabriel depende de la continua evocación (invocación) de unos personajes ausentes, esos muertos a los que alude el título. Esto exige la reinvención de gran parte de las estrategias metafóricas en torno a las que gira toda la historia. Como se puede deducir nos hallábamos ante un ejercicio de adaptación en la cuerda floja.

 

Tony Huston mantiene la estructura básica del cuento, pero introduce una serie de pequeños, y no tan pequeños, cambios que procuran clarificar la exposición y mantener el interés del espectador. Redondea algunos personajes (es el caso, por ejemplo, de la edípica relación Freddy Malins y su madre), cambia de lugar ciertas escenas (como la anécdota que cuenta Gabriel sobre Patrick Morkan y su caballo), añade otras (el poema recitado por Mr. Grace o las diferentes reacciones de Gretta que nos anticipan la conclusión) y, hacia el final, simplifica y, al mismo tiempo, refuerza el dramatismo que nos llevará al clímax.

 

Todas estas variaciones consiguen crear una fuerte empatía en el espectador y un suspense en torno al personaje de Gretta que mantienen el interés hasta llegar a las escenas finales. De este modo consigue también contrapesar la inevitable pérdida de densidad emocional del personaje de Gabriel. Hay que decir que, ya en el guión encontramos un esfuerzo por focalizar en él la acción mediante el trabajo sobre el punto de vista fílmico y sobre gestos y actitudes, que, gracias a la magnífica interpretación de Donal McCann reintegran en gran medida dicha densidad.

 

Acerca del segundo aspecto, encontramos menos definido en el guión el conjunto de dispositivos de evocación a los que antes aludíamos. Podríamos pensar que es lógico teniendo en cuenta que es John Huston el responsable de la puesta en escena. Sin embargo es de justicia reconocer que muchos de los hallazgos visuales que muchos alaban como muestras del talento del cineasta, están ya en el guión. Por ejemplo, las imágenes que acompañan el discurso final de Gabriel están descritas casi una por una, si bien los pequeños añadidos del director son brillantes (como el plano de tía Julia muerta con el rosario entre las manos). Otras figuran como esbozos que Huston modificará (el recorrido de la cámara mientras oímos Ataviada para la boda) o integrará en un conjunto coherente de estrategias discursivas que rozan, y por momentos alcanzan, la genialidad, como tendremos tiempo de analizar.

 

Daniel Domínguez (2009): El baile de las sombras, en La escuela de los domingos.

Cuestionario 9. Trabajo cooperativo (4 personas, como máximo): grabación de un programa cultural de radio sobre Los muertos, en Joyce y Huston.

 

1) Lee el texto 2 y escribe un comentario sobre la interpretación cinematográfica de John Huston de Los muertos de Joyce.

2) Con toda la información, escribe un guion para un programa cultural de radio.

3) Especifica en él todos los recursos que vas a utilizar (música, voces, ruidos…).

4) Prepara los elementos sonoros (canciones, efectos de audio…).

5) Graba el anuncio con una grabadora digital, el teléfono móvil o el micrófono del ordenador.

6) Recuerda hablar con fluidez y claridad.

7) Edita la grabación y crea un PodCast.

Cuestionario 8

 

1) Visiona el monólogo final de la película de John Huston (1987) y comenta las sutiles diferencias que tiene con el texto de Joyce.

 

Texto 1. Fin de la velada

 

La señora Malins bajó las escaleras del portal con la ayuda de su hijo y del señor Browne, y, tras muchas maniobras, fue alzada hasta el coche. Freddy Malins se encaramó tras ella y perdió un largo rato colocándola en su asiento con la ayuda del señor Browne, que acudió en cuanto se requirieron sus servicios. Al fin quedó colocada del modo más confortable y Freddy Malins invitó al señor Browne a que subiera al coche. Hubo una buena dosis de charloteo confuso y, al cabo, el señor Browne subió al coche. El cochero arregló la manta que llevaba sobre las rodillas y se inclinó para oír adónde tenía que dirigirse. La confusión se hizo mayor. Freddy Malins y el señor Browne, sacando cada uno la cabeza por la ventana correspondiente, indicaron al cochero lugares distintos. La dificultad estribaba en el punto donde había que dejar al señor Browne, y la tía Kate, la tía Julia y Mary Jane intentaron resolverla desde el portal mediante direcciones cruzadas, contradicciones y profusión de risas. Freddy Malins no podía hablar por la risa. Sacaba y metía la cabeza por la ventana a cada momento, con gran riesgo para su sombrero, y describía a su madre la marcha de la discusión hasta que, finalmente, el señor Browne se dirigió al aturdido cochero, alzando la voz sobre todo el risueño alboroto.

 

-¿Sabe usted dónde está Trinity College?

-Sí, señor -dijo el cochero.

-Pues tire usted directamente hasta estamparse en las puertas del Trinity College -dijo el señor Browne- y entonces le diré adónde debe ir. ¿Me ha entendido?

-Sí, señor -dijo el cochero.

-Pues raudo como un pájaro.

-A la orden, señor -gritó el cochero.

El caballo recibió un latigazo y el coche echó a rodar por el muelle entre un coro de risas y adioses.

 

Gabriel no había salido al portal con los demás. Estaba en una zona oscura del vestíbulo, mirando hacia arriba de la escalera. Una mujer se encontraba en lo alto del primer tramo de escalones, también en la oscuridad. No podía ver su cara, pero sí los pliegues color terracota y salmón rosado de su falda que en la penumbra parecía blanca y negra. Era su esposa. Estaba inclinada sobre la barandilla, escuchando algo. Gabriel se sorprendió ante su quietud y aguzó el oído para escuchar también. Pero solo oyó risas y disputas en el portal, unos pocos acordes en el piano y unas cuantas notas de una canción cantada por un hombre.

Permaneció en las tinieblas del vestíbulo, tratando de captar la melodía y mirando a su mujer, cuya actitud llena de gracia y misterio hacía que pareciera el símbolo de algo. Se preguntaba de qué podía ser símbolo una mujer de pie en la oscuridad de una escalera, oyendo una música distante. Si hubiera sido un pintor le habría gustado pintarla en aquella actitud. El fieltro azul de su sombrero mostraría el contraste del bronce de su pelo contra la oscuridad, y los pliegues oscuros de su falda contrastarían con los iluminados. Si fuera un pintor llamaría Música distante a ese cuadro.

 

La puerta del vestíbulo se cerró. Y la tía Kate, la tía Julia y Mary Jane atravesaron el vestíbulo, todavía entre risas.

-Ese Freddy es tremendo, ¿no es verdad? -dijo Mary Jane-. Realmente tremendo.

 

Gabriel permaneció en silencio, señalando hacia lo alto de la escalera, donde se encontraba su mujer. Ahora que la puerta del vestíbulo estaba cerrada, la voz y el piano se oían más claramente. Gabriel levantó una mano para que las mujeres guardaran silencio. La canción parecía plegarse a una antigua tonalidad irlandesa y el cantante parecía indeciso tanto en la voz como en la dicción. La voz, quejumbrosa por la distancia y la ronquera del cantante, iluminaba tenuemente la cadencia de la melodía con palabras que expresaban dolor:

 

La lluvia cae sobre mis pesados rizos,

y el rocío humedece mi piel,

mi niño yace aterido...

 

-Oh -exclamó Mary Jane-. Es Bartell D'Arcy quien canta, sin haber querido hacerlo en toda la noche. Haré que cante una canción antes de irse.

-Oh, hazlo, Mary Jane -dijo la tía Kate.

Mary Jane las dejó atras y corrió hacia la escalera, pero antes de que la alcanzara cesó el canto y el piano se cerró bruscamente.

 

Los Muertos, pp. 259-261, Alianza editorial

Alalba (2016): Trinity College. Dublín

Cuestionario 6

 

1) Explica la estructura del cuento y en qué parte se situaría la acción narrada en el texto 1.

2) En este fragmento aparecen muchos de los personajes del cuento.

 

Enuméralos.

Busca a lo largo del cuento la descripción de cada uno de ellos y cópiala.

A continuación, comenta los recursos lingüísticos utilizados en las descripciones por James Joyce.

 

3) Enumera algunas de las comidas y bebidas, descritas muy detalladamente a lo largo del cuento.

4) ¿Cuáles son los temas que se abordan durante el baile y en la comida?

5) Explica el punto de vista de Gabriel y de la señorita Molly Ivors sobre Irlanda.

6) ¿Cuáles son las ideas de Gabriel sobre la hospitalidad irlandesa?

7) ¿Cómo está presente el tema de la muerte?

8) ¿Y el tema de la mujer y madres dominantes?

9) ¿Y el de la mujer incapaz de ser feliz?

9) Explica cómo es el final.

Los muertos

Cuestionario 7

 

1) Lee un fragmento del cuento, que se corresponda con alguna de las escenas seleccionadas arriba:

 

Trata de comprender bien el sentido del texto.

Declámalo.

Grábalo.

Crea un PodCast.

 

2) Visiona en la película de John Huston (1987) la escena correspondiente al texto 1:

 

Observa las diferencias entre el cuento y la película.

Prepara un guion del texto cinematográfico.Prepara un

Escribe tu propia versión, con estricta fidelidad al enfoque de John Huston, pero copiando el estilo de James Joyce.

Fotografía del fondo de Júlia Llurba

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