De Fernando de Rojas a Eduardo Mendoza

La trama se mueve entre dos historias diferentes y entrelazadas: en una, el protagonista investigador es Mario Conde y se desarrolla durante el mes de septembre de 2014 en La Habana. En la otra, el protagonista es Antoni Barral, un personaje que se reencarna a lo largo de varios siglos, y que tiene como misión proteger una virgen negra.

Hacia el final de la obra, en el capítulo 19 ("Antoni Barral, 8 de octubre de 2014), el autor hace una reflexión sobre la escritura que aclara el proceso de creación de esta novela.

La Habana está en el fondo de toda la obra, vista y vivida desde dentro por Mario Conde. También aparece el paisaje de la Alta Garrotxa, que fue conocida por Padura “en un memorable recorrido”, tal como dice en las notas de autor. Por último, otro escenario son los territorios de las Cruzadas, por donde se mueven los Caballeros Templarios y personajes tan conocidos como Roger de Flor.

Se desarrolla el tema de las vírgenes negras (Virgen de Montserrat, Virgen de Regla, Nuestra Señora de la Vall...) como una recreacion ficticia, pero basada en la documentación histórica.

La trama policial es pura ficción, pero los diferentes episodios del presente de Cuba se basan en la vida misma y en la experiencia del autor.

Los pintores citados en la novela son todos reales (José Bedia, Wilfredo Lam, René Portocarrero, Tomás Sánchez...) y forman parte del importante patrimonio artístico de Cuba.

Leonardo Padura también alude en la obra a sus escritores preferidos: J.D. Salinger y Ernest Hemingway, en primer lugar, y sobre todo, pero también Raymond Chandler, Wilkie Collins, José María Heredia, Augusto Monterroso o John Updike.

Se desplegan con todo lujo de detalles los colores, los olores, los productos y recetas de la cocina cubana, en especial de la mano de Josefina, la madre de Carlos el Flaco.