De Fernando de Rojas a Eduardo Mendoza
Las vírgenes negras en La transparencia del tiempo
Ewing (2019)
Motojito (2019)
Alsem Pallàs (2011)
Osiris es María
Esa imagen que rescataste al precio de poner en peligro tu vida es el fruto de las mezclas
“Lo mezclas todo, hermano Antoni, y lo mezclas todo porque esa imagen que rescataste al precio de poner en peligro tu vida es el fruto de las mezclas”. Antoni no entendía. “¿De qué mezclas?” Roger de Flor se explicó: “Es negra como la Osiris de los antiguos egipcios de los faraones, y es negra como la Madre Tierra de las viejas sagas celtas de mi país…, y nosotros, los cristianos, decimos que es María. Todo mezclado en una bella talla de madera que no pudo haber estado enterrada por siglos en los cimientos del Templo de Salomón porque su poder divino no es tan grande como para superar las debilidades de la materia: se habría hecho polvo, hermano mío”. “Ese es su primer milagro. ¿No hay acaso cadáveres incorruptibles? ¿No puede serlo una virgen?”, contraatacó Antoni Barral, aunque en realidad entendía cada vez menos. Las disquisiciones de Roger de Flor superaban su capacidad de raciocinio escolástico, pero no se detuvo: “¿Y los milagros?”. ¿No bastaba con que él y otros como él creyeran, tuvieran fe y recibieran los beneficios de prodigios a veces inexplicables? Roger lo observó con sus ojos de halcón: “¿Sabes que el rey francés Luis, el que hasta dicen que era santo, cargó desde estas tierras con una docena de vírgenes negras como las que tú rescataste? No, Antoni no sabía. “Pues se las llevó a París porque son hermosas y porque solo acá se tallan con tanta exquisitez y sentido de su poder”, siguió el marino. “Con ellas el rey pretende no solo adornar iglesias de su reino dedicadas a Nuestra Señora, sino recordar a la posteridad su cruzada a Tierra Santa, que en realidad, como sabes, fue un desastre militar. Para eso quiere esas representaciones, solo para alimentar su leyenda y vanidad”.
La transparencia del tiempo (página 359 )
Desde allí observó la pequeña estatua de madera de la que solo quedaban descubierto el rostro y las manos, nigérrimas, propias de su ascendencia africana. El resto resultaba oropel añadido, colorido –del azul a amarillo, pasando por el plata y el dorado-, capaz de darle la forma piramidal con que era identificada. […] El rostro, se dijo Conde, era insondable, casi inexpresivo más que señorial o maternal, para tratarse de una variación mariana.
Página 189
Porque en España hay vírgenes pintadas de negro, hay otras que se han oscurecido, como es el caso de la Virgen de Montserrat, y también hay vírgenes negras negras, por llamarlas de alguna forma… Negras de verdad.
-¿Entonces la Moreneta no es negra negra?
-No, al principio no lo era…
Página 168
Lo que distinguía a la Vall de Sant Jaume era que su ermita y su virgen negra habían nucleado la existencia del caserío desde que la imagen fue hallada y construido el modesto recinto que la acogió. Cada uno de los aldeanos había sido bautizado allí, todos los casados habían recibido entre sus piedras el sacramento por algún párroco venido desde Oix, Beget o Molló, incluso desde Camprodón u otro pueblo mayor de la zona con iglesia parroquial y el privilegio de tener un sacerdote de cuerpo presente.
Página 119
Yemayá es la dueña de las aguas, representa el mar. Las dos son madres de dioses. Yemayá es la madre de todos los orishas… Por eso los africanos identificaron a una con la otra… Y Bobby hace ese gesto porque los que han recibido a Yemayá no pueden pronunciar su nombre sin antes tocar la tierra y besarse los dedos…
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