top of page
Book no.1

La transparencia del tiempo (2018)

Leonardo-padura_edited.jpg

Leonardo Padura

pasado perfecto.jpg

Serie Mario 
Conde

portada_la-transparencia-del-tiempo_leon

La transparencia

Claves

IMG_20191105_171922_218-01.jpeg

Geolocalización

DSC00610-01.jpeg

Referencias históricas

46970734514_e12f93b518_c.jpg

Las vírgenes negras

rene-portocarrero_retrato-de-flora-1966.

Los pintores cubanos

heming.jfif

Los escritores de Padura

DSC02827.JPG

La cocina cubana

DSC02828_edited_edited.jpg

Guía de

lectura

La cocina cubana en La transparencia del tiempo

¿Tú sabes cuánto les sacó a los dos cuadros de Portocarrero, al de Amalia Peláez, al de Montoto y a unos dibujos de Bedia que se llevó para Miami?... Después de la inversión y de pagarles a todos los que tenía que pagarles para sacar los cuadros de aquí se quedó con setenta rayas limpias de paja y polvo, men. Así, de una mano para otra. ¡Setenta mil dólares! ¡Y tú no te imaginas quiénes son algunos de sus clientes aquí de Cuba y las cosas que ha vendido Bobby!... ¿No oíste hablar de unos paisajes falsos de Tomás Sánchez que andaban circulando por Miami?

 

La transparencia del tiempo (Página 31)

motojito-1575394574009_edited.jpg

Y dos filetes de res completos, Conde...

 

-¿Y cuál es el menú de hoy? -preguntó Conde, siempre dispuesto a asombrarse con los platos que solía regalarse su socio. Para satisfacer sus gustos gourmet, el ex ingeniero Jorge Reutilio Casamayor Riquelmes, alias Yoyi el Palomo, había conseguido una cocinera (la mujer se vestía de blanco y hasta se cubría con gorro de chef) capaz de prepararle las exquisiteces que se le antojaran, y que (por tratarse de Yoyi, decía) se dedicaba, además, a plancharle sus pantalones y camisas de hilo o lino con un arte también exquisitos, heredado, según ella, de su abuelo tintorero y filipino.

-Le dije a Esther que hiciera algo ligero, porque si voy a ver a esa jevita…, ya tú sabes… Y nada, tiró un arroz con vegetales, una ensalada con muchas hierbas y un gazpacho. Es bueno para este calor…

Conde había ido ascendiendo por la enumeración y, con su final anticlimático, sintió como si cayera por un barranco. ¿Ya? ¿Eso era todo? ¿Arroz y hierbas? ¿Las dietas que lo perseguían eran una conspiración contra su apetito? Observando la cara de Conde, el Palomo sonrió.

-Y dos filetes de res completos, Conde… A la dutch, con mucho pimiento verde… ¡Porque yo sabía que tú venías para acá! Mira, men, fue una premonición, y me la sentí aquí. -Yoyi clavó sus dedos debajo de la tetilla izquierda, escorada en la pendiente de su pecho de paloma.

-Yoyi, no jodas, el de las premoniciones dolorosas aquí soy yo… -reclamó Conde su patente premonitoria-. Y, por cierto, ¿todavía las vacas existen? ¿Y tienen filete?

 

La transparencia del tiempo (Página 33)

14672536198_32ec2ae07a_k_edited_edited.j

Arrobado, estudió el follaje de un verde intenso del aguacate

 

Arrobado, estudió el follaje de un verde intenso del aguacate que, majestuoso y dueño del tiempo, dominaba el patio de la casa de Carlos. Entre sus ramas aún colgaban varios de aquellos frutos prodigiosos, de generosa masa verde y amarilla, que los cubanos nunca comen como fruta, solo aderezados en forma de ensalada. Quiso calcular cuántos de esos aguacates podía haber compartido a lo largo de más de cuarenta años de amistad con Carlos, Andrés y el Conejo. Cuánta hambre habían matado comiendo tajadas de aguacates salpicados con sal y metidas dentro de un trozo de pan. Cuántos banquetes desproporcionados acompañaron con ensaladas de esos mismos aguacates, a veces hasta rociados con aceite de oliva, unas gotas de limón que potenciaban los sabores pastosos y acompañados de una rodaja de cebolla para elevar el disfrute papilar y gástrico. Conmovido, absorto en la observación del árbol, pensó que habían compartido unos años intensos y plenos a lo largo y ancho de los cuales habían conocido todo lo bueno y lo malo de la vida.

​

La transparencia del tiempo (Página 33)

4091635162_a02bc5954a_k_edited.jpg

Bebían altos  vasos de jugo de las guayabas

 

La noche, candente y pegajosa, advertía de la persistencia de las canículas veraniegas que solían extenderse hasta octubre o hasta cuando le diera la gana al clima del trópico. Conde, el Conejo y Carlos, sentados en el portal de la casa del Flaco, se beneficiaban con los esfuerzos de un viejo ventilador chino sobreviviente de muchos combates y bebían altos vasos de jugo de las guayabas compradas por el Conde y batidas por Josefina, con mucho hielo. Carlos lo tragaba con esfuerzo, como si fuera un elixir curativo, y el Conejo lo bebía a grandes sorbos, casi sin respirar, más bien dispuesto a salir del trance. La idea de que esa noche solo bebieran jugo fue impuesta por el Conde, pues se sentía tan exhausto, del lado físico y del emocional, que decidió hacer ayuno alcohólico y mejorar en algo -si era posible- su salud y la vejez que muy pronto estrenaría, como le hizo recordar el Flaco Carlos.

​

La transparencia del tiempo (Página 171)

Screenshot_20191105-174627_Instagram-01_

Whiskies y bourbons, ginebras y rones, cremas y vodkas, vinos y cordiales

 

En el bar privado y refrigerado, donde todo lo consumible debía pagarse en la divisa cubana, Conde observó tras la barra la hilera de bebidas espirituosas de etiquetas atrayentes, como potentes imágenes: whiskies y bourbons, ginebras y rones, cremas y vodkas, vinos y cordiales llegados de los lugares más diversos del planeta. La posibilidad de sentarse en un bar así, con la opción de atormentarse por no saber qué escoger, era un sueño que le había perseguido toda su vida. Lo curioso resultaba que fuera gracias a la circulación de moneda fuerte y hasta el renacimiento de una tímida empresa. Y decidió darse el gusto y el lujo como parte de una transacción comercial y laboral. Y porque en un sitio así, limpio, refrigerado, iluminado con discreción, era más fácil propiciar la locuacidad de Miki Cara de Jeva que en el bullicioso bar de la Unión de Escritores del que Miki era asiduo o en el agresivo Bar de los Desesperaos donde, rodeado de los borrachines de su barrio y cuatro perros sarnosos, Conde solía comprar sus alcoholes cotidianos. Y porque luego le pasaría la factura a Bobby.

Cuando olió el perfume del añejo Santiago servido en la copa baja y barrigona, la más propicia para aquel contenido dorado y cálido, se sintió como un personaje de novela cambiado de libro. Una equivocación.

 

La transparencia del tiempo (Página 292)

8419381913_b499070062_k_edited_edited.jp

Tú sabes cómo sacarle la semilla a ese mango

 

-Demasiados condicionales, Manolo… Ella sabe algo. Si como dices, otro condicional, no está metida en el robo de la virgen, quizás sepa con quién iba a hacer negocios su novio catalán. Elizardo y René Águila pueden ser los que tengan más papeletas… Bueno, tú sabes cómo sacarle la semilla a ese mango… En la Central se ablandan hasta los más duros. Y esta muchacha no va a ser la excepción.

 

La transparencia del tiempo (Página 391)

portada_estofado a la habanera_edited.jp

La estocada de un olor contundente

 

[...] Por suerte para él no estaba obligado a volver a su casa, pues, antes de salir con Manolo y Duque, sus vecinos dueños de los aguacates le habían pasado por el patio una bolsa con sobras de arroz y pollo para Basura II. Olían bien y tenía tanta hambre, que Conde tuvo envidia de su perro, al que le colocó en su cazuela una ración exagerada de alimentos para que se hiciera fuerte y resistiera hasta la próxima llegada de refuerzos.

Cuando abrió la puerta de la casa de Tamara, donde presumía que lo esperaba una comida sana y frugal, sintió la estocada de un olor contundente y tuvo la amable sensación de haber vuelta a un dulce hogar. Y, de inmediato, sufrió la rebelión de sus acechantes jugos gástricos. Porque la casa de Tamara olía a sofrito de aceite de oliva, ajo y cebolla, a comino y laurel, a cosas ricas, a comida… ¿Carne estofada? ¿Picadillo a la habanera con aceitunas y alcaparras? ¿Filete a la dutch? ¿Estaba asintiendo a un milagro de la naturaleza, la historia y la más empecinada memoria?

​

La transparencia del tiempo (Página 392)

bottom of page